Vergüenza

¿Cuál ha sido el momento más bochornoso de tu vida, el de mayor sonrojo, ese instante de trágame tierra en el que pasaste más vergüenza? 
Y si no, uno que hayas presenciado o te hayan contado...



En la iglesia (o cerca)

Siendo monaguillo con unos diez años, vomité en misa, en el altar, delante de todo el mundo.

El día de mi comunión, enseñando el reloj a  mis amigos en la iglesia, vino mi padre por detrás y me arreó una buena leche. Me pasé toda la misa sin enterarme de nada.

En plena boda (la mía), el cura, sin haber hablado antes de ello, me hizo leer unas frases. Me quedé completamente bloqueado.

En la boda de mi hermana, un fuerte viento me levantaba la falda plisada que llevaba y no había forma de sujetarla. Me tuvo que ayudar un amigo de mi cuñado.

En el curro

Preguntar a un compañero por su madre, en cuyo velatorio había estado unos meses antes.

Correo a una compañera poniendo verde a la jefa y… me equivoqué y se lo envié a mi jefa.

Llamo a mi oficina desde fuera y pregunto al compañero que me lo coge “¿está el imbécil? Y resulta que era el “imbécil” el que me lo cogió. Tuve que pedir un montón de disculpas.

En una reunión, me tocaba exponer y me quedé totalmente en blanco.

En el baño (o similares)

En un partido de fútbol de mi hijo, me fui sola al baño y se me pasó cerrar la puerta. Entonces entró un padre y ¡horror!

Con 9 o 10 años, no pude aguantar el pis y lo hice en medio de la farmacia.

Con unos 9 años, jugando al fútbol con mis amigos en el pueblo, me meé encima. Se enteró hasta el apuntador.

Con 8 años, en el baño del colegio, me pillé el pito con la bragueta durante el recreo y luego pasé el resto de las clases tapándome la punta de la pilila con los faldones del babi.

Iba a dar una charla en un pequeño pueblo, pero antes tuve que ir al baño (que estaba al lado), aquello sonaba como una fuente de gran chorro… Luego di la charla a la gente que había escuchado el concierto anterior.

Estábamos en un merendero, en una mesa, y me entro la risa tonta. Los de la mesa de al lado empiezan a mirar, primero de refilón y luego descaradamente, pero no miran nuestras caras, miran el chorrito o cascada que ha brotado justo debajo de mí. Total: mi cara como un tomate y sin poder parar de reír.

En la época de COU, en una discoteca, me equivoqué y me metí en el servicio de las chicas. Cuando ya me estaba lavando, entraron dos chicas y una gritó: “¡Hay un tío aquí dentro!”

Los típicos

Preguntar o dar la enhorabuena a una mujer por estar embarazada y lo único que que había pasado es que había ganado unos kilitos…

Los peores, los de mis sueños: ir a trabajar en pijama.

Decirle a alguien: “Cómo se parece a ti tu hija”, cuando resulta que es su esposa…

Adolescencia

En el río de mi pueblo, anonimato cero, con 17 años, un chico me bajó la parte de arriba del bañador. La rabia eclipsó a la vergüenza.

Con 15 años, en 1.º de BUP, el profesor se retrasaba y corría el rumor de que no había venido. Yo me puse a imitarle y mis compañeros encantados porque no me salía nada mal. Cuando vi el gesto en sus caras ya era tarde: lo tenía detrás de mí.

Con 14 años, me puse los mismos pantalones del día anterior y en una de las perneras se había quedado un calcetín. Cuando bajé a la calle, se cayó al suelo y el chico que me gustaba me pregunta: "¿Ese calcetín es tuyo?" Y yo: "Nooooo, qué va, cómo va a ser mío…".

Con 12 años, en el colegio de monjas empezaron a aceptar chicos. Después de hacer balonmano, me estaba duchando y dos chicos se dieron cuenta de que estaba allí, con lo que no se iban. Me quedé en la ducha una eternidad hasta que se fueron.

Tengo muchas relacionadas con mi miopía, mis gafas y mis pocas ganas de ponérmelas. Hice todo el instituto sin gafas y alguna vez me decían los profes: "¿pero ves bien?". Y yo siempre decía que sí. Nadie sabía que las necesitaba.

Un día, bajando las escaleras con una compañera de clase, le dije que era muy graciosa, que parecía Charlot. Me dijo que tenía una enfermedad degenerativa y que poco a poco iba perdiendo la movilidad.
De pequeñitos

En mi primera carrera de atletismo nadie me explicó que debía mantenerme en mi calle, yo hice la carrera en diagonal con la consiguiente descalificación.

En clase, a la monja, en vez de Sor Algo… la llamé papá a grito pelado. Le quería preguntar algo y se me fue la pinza. El resto de la clase se partió de risa.

Vacaciones, hotel, disfrazada de zíngara y desfilando delante de todos. Lo pasé fatal.

Fiestas 

En una cena, me pidieron sacar una foto a la mesa de al lado. Les hago varias, me dan las gracias, me aplauden y al rato viene uno de ellos enseñándomelas y diciendo que había hecho selfies. Me puse toda roja… Pero al final resultó todo ser una broma pues otro me había sacado una foto mientras 

En una verbena, una de mis sandalias salió disparada y no logré encontrarla entre tanta gente.
Cuando ya estaba frustrada por perder la noche, la orquesta para de tocar y dice que entre el público hay una Cenicienta. Mis amigos me subieron en brazos al escenario y allí pasé una vergüenza horrorosa.

Al entrar a un bar, encaramada a unos tacones de vértigo, al subir unos escalones, me tropecé y me caí delante de mucha gente. Dije que no me había hecho nada, pero el tobillo me dolía un montón.

Una nochevieja me desmayé por un bajón de tensión en la discoteca. Aunque no había bebido nada, tuve que aguantar a mucha gente decir: “mira cómo va esa que la tienen que llevar en brazos”.

Varios

En la Alhambra, haciendo la goma a una guía para escuchar sus explicaciones. Hasta que se escuchó una voz que resonó en toda Granada: “Eh, usted, ¿qué se ha creído, que somos tontos?”

Viendo con mi padre un documental de volcanes, me pregunta si sé cómo se llama eso que sale del volcán y yo, que tenía 10 años, le digo: "Lefa".

Organicé un autobús con alumnas de un curso que estaba dando para ir a una feria y cuando llegamos, la feria se había suspendido. Hubo que dar un montón de explicaciones a mucha gente.

En un examen final de un curso superior, me equivoqué de aula. Cuando me armé de valor y expuse mi despiste, el profesor aprovechó para hacer sangre. No me daban las piernas para salir de allí.

Durante un partido infantil, tropecé con un escalón y me caí en una grada llena de madres, padres, niños y entrenadores.

Alcantarilla y zapatos de tacón del mismo ancho. Zapato enganchado y roto y pie fuera del zapato. Vergüenza máxima hasta que lo pude sacar de allí. 

En el Conservatorio, una amiga y yo nos peleamos porque ella quería tocar una canción y yo otra. Entró una celadora y nos encontró en lo alto de una mesa tirándonos de los pelos mutuamente.

Estando de recogepelotas en el Calderón, al ir a recoger una pelota, quise saltar la valla de publicidad y se me enganchó el pie. Me pegué tal leche que salí en las pantallas grandes del estadio.


Y aquí abajo tres más:


[Canción: "Me internarán" - Javier Krahe]

¿Cuál te ha llamado más la atención?


Comentarios

  1. KosThanos10/2/20 14:07

    La de la chica gordita y darle la enhorabuena ������

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  2. A mí me encanta Cenicienta.
    Braco

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    1. Por lo que cuenta, a ella no le hizo mucha gracia, ja ja jaaaaaaaaaaaaa...

      Bssssss.

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  3. Son todos dignos de ¡tierra trágame!
    El que me ha hecho mucha gracia es el ¿está el imbécil?
    Tampoco se quedan atrás el del recogepelotas y el de la abuela de Geli.

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    1. Ja, ja, jaaaa... El del imbécil nos ha pasado o ha estado a punto de pasarnos a muchos de los que trabajamos en oficinas, sí señor.
      ¡Cuídate! ;-)
      Un beso.

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    2. Gracias por hacerme reír a carcajadas (como mis adolescentes con sus memes)

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    3. Me alegra leer eso, pero... ¿quiénes son tus adolescentes? :-o

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