Cuitas marchitas
Hace una semana se cumplieron seis años de la muerte de Javier Krahe y quiero recordar una canción suya, Minimal de amor, la cual me parece un prodigio de ingenio y que estaba incluida en el álbum Dolor de garganta del año 1999 (curiosamente, hoy se cumplen mil días desde que dejé de fumar, cosa que él nunca hizo).
La letra se puede leer en la página del Proyecto Krahe.
Y la expongo aquí por dos motivos. El primero es que siempre me ha parecido un prodigio arquitectónico su composición, su estructura para contar una historia con versos trisílabos. Y el segundo es porque acabo de toparme con unos versos que escribí a principios del año 2000, en los que intentaba remedar dicha canción.
Se trata de un correo electrónico que envié a mi amigo Marco en el que le exponía la nostalgia de los buenos ratos pasados juntos y el porvenir sin su compañía. Dice así:
MIS CUITAS MARCHITAS
A CERO DE ENERO
Hoy, Marco,
me embarco
por sendas
tremendas
y sueño
risueño
momentos
contentos.
Sonrisas
sin prisas
con hueros
ceperos
en ahítos
garitos
de barra
macarra.
Mi mente
caliente
y lerda
recuerda
aquellos
destellos
con ganas
malsanas...
Lamento
el intento
fallido
y olvido
que en puerto
desierto
me embarco
sin Marco.
El correo original (impreso) es este:
Espero que os guste.
Pues sí que nos ha gustado, sí. Más incluso, Alberto: yo encantado con el homenaje y emocionado al recordar viejos tiempos.
ResponderEliminarYa hemos comentado que era durillo laboralmente, pero cómo nos divertíamos en el pasado. Cuando eres estudiante tienes tiempo y no dinero, cuando trabajas te llega el dinero pero te falta el tiempo.
En cuanto al correo aquel, demostración del rimante virguero que ya eras. ¿Mi verso preferido?... La pareja que cierra el título: "a cero / de enero". Eso, y la sinéresis de "ahítos" que te has tomado como licencia poética, ¡ole!
Aclaración: quizás alguna gente que te lee agradecerá saber que con la palabra "ceperos" aludes a trabajadores (¡y becarios!) de cierta empresa llamada "CP". Y trabajadoras. Y becarias.
En fin, quédote grandemente agradecido por honrarme con tu amistad, que a duras penas merezco
(perdón por no añadir "y duros penes merezco", aunque esté de moda el lenguaje "inclusivo"...)
Buena aclaración, sí, señor. Nada que no te merezcas después de tantos años. Solo una petición antes de nada:
Eliminar¡No te vayas de la barra!
Oye... ¡y felicidades por esos mil días!
ResponderEliminarSe trata de una caminata en la que cada paso cuenta tanto como el anterior y que se realiza con ayuda de mucha gente que colabora de maneras enormemente diferentes.
EliminarPero no se trata de gran cosa si lo comparas con los que tu tocayo Edmundo pasó entre aquellos muros, antes de comenzar con su desquite.
Gracias.