Risa floja

Aquella vez que te dio la risa floja y aquella vez que dijiste 'trágame tierra'. 


Risas

Genéricos

"Alguna vez me he meado de risa, ¿eso cuenta?", "Cada dos por tres con mi hija mientras comemos", "Muy a menudo, sin ir más lejos, ayer", "No soy de ataques fuertes de risa", "Me da la risa floja porque no me da ni el día ni la noche" y "Solo necesito unas copitas de Ribera y coger el punto".

Iglesia

Va a quedar demostrado que los eventos religiosos son muy proclives a provocárnosla: 
"En el funeral de mi abuelo, me tocó sentarme atrás, cerca de la puerta. Mi padre llegó tarde y se quedó vacilante en la puerta sin entrar. Alguien a mi lado me susurró (las malas lenguas dicen que fui yo misma): “No se atreve a pasar porque si pisa la iglesia, arde en llamas”. Tuve que salir inmediatamente".
"De adolescentes, el cura nos acabó echando a todos de misa".
"En un funeral".
"En misa, muchas veces. Lo malo era mirar para atrás y comprobar que tu madre te estaba viendo".
"Funeral de mi abuela: el cura cantaba fatal".
"Siendo monaguillo, en el altar, de cara al público, sin poder meterte en ningún lado".
"En un entierro, cuando el que estaba a mi lado empezó a imitar al cura".
"En un funeral, sentada junto a mi hermana y el cura con una voz de chiste que nos dio una risa de no parar, cuando una se contenía un poco le daba a la otra y así. Y encima sin poder salir de la iglesia".

Cole y curro

"Un amigo dijo una tontería en clase y me empecé a reír tanto que no podía ni hablar. El profesor me echó de clase para que me tranquilizara y, cuando me serené, volví a entrar. Bastó una mirada con mi compañero para volver al ataque de risa. Esa segunda vez, me eché yo sola de clase".
"Carcajada inoportuna. En una reunión de empresa para hablarnos de recortes, a uno de los socios no se le ocurrió otra forma de explicarlo que diciendo: 'Es el Mercado'. La asociación vino sola y mi carcajada paró la reunión".
"Primer día de COU y el profesor se movía y hablaba como Chiquito de la Calzada. Me dio la risa en medio de la clase y no podía parar".
"En el trabajo con una compañera, creí que nos echaban…".
"En el cole, una compi dijo que cuando viniera la profe haría el grito de Tarzán. Dicho y hecho, a mí me entro una risa que no podía parar, al intentar controlarme, me dolía la tripa y casi me hago pis. La bronca fue buena, pero mereció la pena".

Con familiares involucrados

"Un día llegó mi padre borracho gracioso a casa y yo, que estaba con un amigo, no pude contener la risa cuando intentaba hacerse el simpático con él: lágrimas a borbotones".
"Una vez cerré el mueble de la cocina donde guardo los platos… con la cabeza de mi marido dentro. A él le dolió mucho, pero yo me partía de risa".
"Muchos 31 de diciembre, comiendo las uvas, me resulta graciosísimo ver las caras de toda la familia tan concentradas y rellenando los mofletes con uvas. Por no abrir la boca llena, acababa llorando de la risa".
"Cuando mi abuelo decía: 'Santo Rosario, por la señal...' , nos mirábamos mi hermana y yo y estallábamos".
"En plena noche, fui al servicio aprovechando que mi mujer estaba en el otro. Cuando ella volvía le puse el brazo delante y casi se muere del susto. Ella voceaba y soltaba barbaridades por la boca, pero yo no podía parar de reír".
"Cuando en algún acto religioso, mi madre veía a alguien demasiado entregado o compungido, le entraba un ataque de risa y me la contagiaba a mí".

Y por fin...

"Despedida de soltera conjunta en un circuito de humor amarillo: un chico se cayó al charquito que intentaba cruzar con una cuerda como si fuera una liana, de la forma más absurda, como a cámara lenta. Hay vídeo de eso y todavía me lo pongo alguna vez cuando quiero echarme unas risas".
"En Nueva York, escuchando jazz, cuando uno a mi lado pidió dos bolitas de helado y un plátano".
"En un chino, preguntamos mi amiga y yo por un plato y nos lo estuvo explicando durante 5 minutos en un castellano ininteligible, no podíamos mirarnos. No he vuelto a pedir explicaciones en restaurantes internacionales".
"En una visita guiada con mis amigos, me puse a cantar a lo Michael Jackson pensando que solo me veían y oían ellos, le puse mucha pasión y cuando me di cuenta, me estaba mirando todo el grupo. Muchas risas en el momento y recordándolo". 
"Hace muchos años, pasó a nuestro lado un monopatín con sillín, nos reímos de él y no pudimos parar".
"Cada vez que visualizo a mi amiga tras haberse caído al río de la Pedriza con la cámara de fotos en la mano. Solo se veía de ella el brazo y la cámara".
"Cuando escuché por primera vez la palabra pitiminí, no pude parar de reír".
"Resulta que el programa Grand Prix me hacía mucha gracia y no fui consciente hasta que me operaron de una hernia y tuve que censurarlo en casa durante mi convalecencia porque esa risa irreprimible me producía tirones dolorosos en las grapas".
"En un espectáculo de microteatro, me entró esa risa y hasta el actor tuvo que parar la obra".


Vergüenzas

Al margen de quien dice "Todos los días voy metiendo la pata", hay mucho donde rascar.

Estudiantes

"En parvulitos llamé a una monja papá, todas las niñas se rieron y yo me puse como un tomate".
"Con 5 años, al salir del cole, me puse a orinar en el borde la calle cuando una vecina empezó a increparme desde la ventana diciendo todo tipo de insultos y barbaridades que yo no había oído jamás… Me tapé sin haber acabado y aprendí que la calle no es buen sitio para hacer eso".
"De pequeña, le mandé una nota a un chico y él pensó que era de otra chica. Cuando la contestó, ella se enfadó y se lo dijo a la profe… y todos castigados".
"Me habría gustado desaparecer una vez que fui a buscar a una amiga del pueblo a su casa y para darle un susto, me escondí detrás del cortinón antimoscas y en vez de ella… salió su padre".
"Instituto, clase de gimnasia por la tarde, espalderas, se forma un grupito para ver lo que hago y al levantar las piernas, presioné la tripa y esta decidió que era el momento de soltar un pedo que tiró por tierra mi acrobacia; por supuesto, no sabía dónde meterme".
"Cuando me quedé en blanco en medio de una presentación en la universidad".
"En la uni, en clase, estiro el brazo sin querer y la profesora deja de hablar, me mira y espera, yo no digo nada y sigue con la clase. Cuando me doy cuenta, le hago una mueca y vuelve a parar la clase; me quedo paralizado, sin saber si hablar o moverme, pero rogando para que la clase continuase".

Mundo curioso

"Por no mirar por donde debía, me estampé contra una señal de la acera, aunque muy dignamente hice como si nada hubiera pasado".
"Fui a una especialista por recomendación de un médico conocido, dos amigas me acompañan y como tengo fama de enrollarme, me dicen que no lo haga. Entramos y digo 'Vengo de parte del médico tal que me recomendó…' Según oyen esto, se empiezan a partir de risa, tanto, que tuvieron que salir y me dejaron a mí la papeleta".
"Me fui a dar un masaje con etiqueta de la camiseta sin quitar".
"Una vez comenté que una señora se parecía a Doña Rogelia sin saber que se lo estaba diciendo a su hija".
"Cuando saludé al marido de un amigo, diciendo el nombre de su ex".
"En una tienda, todo convencida, pedí (e insistí) una crema para cara, cuello y escroto". 

Profes y empresas

"Estaba en clase con mis alumnos y entra un señor sin avisar. Le dije que se llama antes de entrar y qué quién era. Resultó ser… el inspector de educación".
"Recién incorporado a la empresa, fui a la cena de navidad e intenté explicar a mis compañeros que soy muy tímido y que me gustaba pasar desapercibido. Con los nervios del momento comenté que estaría más cómodo vestido del Ku Kux Klan. Sentado frente a mí, estaba un nuevo compañero nigeriano que parecía un armario azabache".
"Organicé un viaje a una feria con mis alumnas y cuando llegamos, me enteré de que la habían cancelado".
"En el curro, mandé un correo a una cliente que se llamaba Encarnación y lo empecé 'Estimada Encarna'. En su respuesta puso: 'Por cierto, soy estimado, no estimada". Sorprendido y abochornado".
"Laguna Negra con mis alumnos… y un tipo desaliñado que se plantó ahí cerca para observarnos. Me pregunta un alumno que por qué se llama Laguna Negra y yo, en vez de decir que no lo sé, lanzo una hipótesis sobre la profundidad, etc. Y en ese  momento, el tipo me restriega por la cara que no tengo ni idea y que es por unas algas que se despliegan al amanecer y al atardecer. Todo esto delante de mis 40 alumnos. Me lo quería comer".


¿Echas de menos alguno? ¿No está tu aportación? ¿Quizás la de dar la enhorabuena a una embarazada que no lo estaba? ¿La de tu amiga Geli? ¿La del calcetín en el bolsillo? ¿La de la meada de gran chorro? ¿O la del recogepelotas que se cayó y lo vio todo el estadio? Pues eso es porque todas ellas están en otra entrada, llamada Vergüenza:

Pues tendré que mirar muy bien lo de la memoria y lo de repasar bien lo anterior antes de preguntar algo de nuevo. De todas maneras, si lo que me has contestado no está ni un poco más arriba ni en esa entrada antigua, seguramente es porque está seleccionada como una de las cuatro mejores que se muestran en este vídeo:








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